Chile y la frontera: un viaje al pasado de Caburgua
Caburgua es un lugar cultural y natural del Sur de Chile. En este ensayo se presenta la historia de la gente que colonizó a Caburgua y vivió allí relativamente aislada hasta los fines de la década del 1960. Más adelante cambios empezaron a transformar la comunidad en un centro turístico con acceso fácil a Pucón. Muchos descendientes de los primeros colonos todavía viven en Caburgua, pero sus vidas se han transformado de tal manera que su recuerdo del pasado desaparece rápidamente. Lorenzo[1] fue un voluntario del Cuerpo de Paz desde 1965 a 1968. Trabajó con los vecinos de Caburgua y los sigue visitando y comunicándose con ellos hasta el presente.
Los profesionales del Archivo de Western Oregon University siempre buscan nuevos medios para preservar e interpretar los diversos documentos históricos. Con este fin, copiaron docenas de diapositivas junto con la documentación apropiada Utilizaron este material para ilustrar un ensayo interpretativo. Gracias a ellos a través de este archivo digital la gente de Chile y otros países pueden ver las imágenes históricas de las familias y la vida de la comunidad de Caburgua.
Para una versión en inglés, hay un link disponible.
La versión en castellano fue traducida por Irene Z. Rector.
Además de las imágenes de este ensayo, otras imágenes están disponibles en "Caburgua Visual Archive."[2]
Footnotes
La región de los lagos del sur de Chile es conocida por sus atracciones turísticas. Aunque la mayoría de los lagos eran accesibles desde los fines del siglo diecinueve, otros como el lago Caburgua no lo eran. En el verano los rústicos caminos se llenaban de polvo y en el invierno tenían mucho barro.
En esa zona aislada se formó una comunidad de pequeños agricultores. Los campesinos sobrevivieron criando animales, haciendo pequeñas siembras y labrando durmientes ferroviarias.
El pueblo más cercano a Caburgua es Pucón y hoy está a menos de una hora de distancia por un camino pavimentado. Para la generación previa a 1970, dicha distancia quedaba tres horas a caballo y cuatro horas caminando a pie.
Pucón se encuentra al este del Lago Villarrica y con el nevado Volcán Villarrica al fondo. El volcán y el lago fueron bautizados por los españoles que soñaron con descubrir metales preciosos. Una leyenda cuenta que los mapuches escondieron el oro con la esperanza de que los españoles se fueran de la zona.
Más al oeste está la ciudad de Temuco, capital de la Provincia de Cautín por donde pasa la Carretera Panamericana que corre al norte hacia Santiago y al sur hacia la Patagonia. Dado al sistema político chileno centralizado, las decisiones sobre el futuro de Caburgua se hacían en Temuco o en Santiago.
Para fomentar el turismo en 1939, el Gobierno Chileno decidió construir un hotel en Pucón y habilitarlo con la franquicia de un casino. Por falta de recursos sin embargo no se pavimentó el camino. Hasta la década del 1990 el viaje de Temuco a Pucón llevaba unas tres horas en un microbús. Cuando expiró la franquicia del casino en la década del 1960, Pucón se estancó. Un hotel de lujo llamado Antumalal a la entrada de Pucón, atrajo a personas de renombre internacional pero esto promovió poco al pueblo mismo.
La década del 1990, sin embargo, transformó a Pucón. Se pavimentó el camino de Temuco y también se otorgó otra franquicia para abrir el casino. Los turistas aprovecharon estos cambios, disfrutando de las playas del lago durante el día y de las atracciones del casino por la noche. Al promoverse un centro de esquí en el volcán los turistas también vinieron en el invierno. El renacimiento de Pucón pronto despertó un turismo en Caburgua y transformó a la comunidad.
En la década del 1990 el gobierno chileno transformó los servicios disponibles en Caburgua. Pavimentó el camino de Pucón al Lago Caburgua e instaló agua potable, electricidad y servicios de teléfonos. Los turistas comenzaron a explorar las bellezas del lago. Algunos vecinos vieron la oportunidad de construir cabañas, alquilar cuartos y hasta casas. Los campesinos vendieron a los turistas frutas, verduras y carne. Con playas de arena fina y una cordillera espectacular el lago atrajo a bañistas y a dueños de lanchas. Algunos turistas compraron lotes para construir casas de veraneo.
Comenzó un cambio de la tenencia de las tierras. Aunque al principio, un arriesgado loteo de propiedades fracasó, después otras ventas de terrenos tuvieron éxito. Inclusive, dos presidentes chilenos compraron tierras y construyeron casas de veraneo a orillas del lago. Como símbolo del progreso, el gobierno edificó una escuela elegante.
Aunque este archivo visual muestra una parte de la modernización de Caburgua, este ensayo hace hincapié en el estado de la comunidad en la década del 1960 antes de que comenzara el proceso.
La gente de la comunidad vivía en un ambiente rural basando su vida en la agricultura y algunos productos forestales.
Para viajar a Pucón montaban a caballo o caminaban tres horas a pie. A veces les tocaba la suerte de subir atrás en un camión. Por el mal camino, sin un vehículo de tracción en las cuatro ruedas, era casi imposible para viajeros o empleados públicos llegar a la comunidad.
No había servicio de correo, ni de salud pública, ni de extensión agrícola.
Este ensayo ilustrado presenta a Caburgua antes que un camino viable terminara con el aislamiento de la comunidad.
Desde 1965-1968 el autor del Archivo Visual fue un Voluntario del Cuerpo de Paz y observó el comienzo de la transición de la comunidad de Caburgua. Con el correr del tiempo regresó con su esposa e hijos para visitar a los amigos, pero no tuvo la oportunidad de vivir allí en forma permanente.
En octubre de 1965 Lorenzo llegó a Caburgua por primera vez. El área parecía poco poblada y los habitantes muy reservados. Sin embargo, al pasar un par de meses, descubrió que un sorpresivo número de personas vivían allí y que eran muy hospitalarios con los forasteros. Hablaban de sus vidas, los desafíos y las posibilidades de cambios. Con su ambiente muy apartado desarrollaron un diálogo profundo y exigente. Tanto las palabras como el silencio formaron parte de las conversaciones e ilustraron la vida de los campesinos de la cordillera chilena del Sur. A través de dichas conversaciones nacieron amistades y un conocimiento sobre las tradiciones de los vecinos de Caburgua. Los diálogos, las fotos y otros materiales de referencia componen el material de este archivo visual.
Historia natural y humana
La historia de Caburgua se remonta a varios siglos. Los primeros habitantes fueron los pehuenches, una subdivisión de los mapuches que habitaron los bosques de la región entre el Océano Pacifico y la pampa argentina. Dichos bosques eran antiguos y muy productivos. El árbol mas importante fue el pehuén que hoy se conoce como el pino araucaria y que produce grandes cantidades de piñones. En otoño cuando maduran los piñones, la gente de Caburgua sube hasta las cumbres de la cordillera donde se encuentran los bosques de araucarias para recoger los piñones en sacos. Hay varias maneras de consumir los piñones. Se tuestan, los muelen, los hierven y los fermentan para hacer chicha. Los piñones todavía se consumen en cantidades apreciables y durante el invierno se venden en los mercados de Pucón.
Los mapuches y su tierra
En los tiempos antes de la conquista, los mapuches sembraban maíz, papas, y otras verduras en las praderas. Usaron el sistema de roce del fuego para limpiar lugares de siembra, pero no fue fácil debido a árboles gigantes como el coihue, el roble, y el raulí que cubrían la región de los Andes. Usando fuego los mapuches hacían canoas para navegar los ríos y los lagos, pero sin herramientas de hierro no podían hacer tablas de construcción. Después de la conquista de esta región, los españoles tampoco aprovecharon bien los bosques porque les faltó maquinaria y un transporte adecuados.
A pesar de encontrarse Caburgua aislada, no significa de que le faltara una historia interesante. Al poco tiempo de llegar a Chile en el siglo XVI, los españoles fundaron varios pueblos: Santiago en 1541, Concepción en 1550 y Villarrica en 1552. Los mapuches destruyeron a este último, pero los españoles lo reedificaron. Sin embargo en 1603 los mapuches obligaron a los españoles abandonar a Villarrica y a otros pueblos sureños. Durante tres largos siglos desaparecieron estos poblados. Fue sólo cuando llegó la línea ferroviaria al sur, en la década de 1880, que los Chilenos reedificaron Villarrica. Tres años mas tarde en 1883 el gobierno construyó la primera fortificación de Pucón.
A comienzos del siglo XX el gobierno fomentó mercedes de tierras, la industria maderera y asentamientos campesinos. Así se colonizó desde el Lago de Villarrica hasta la frontera con la Argentina. Aunque se formaron algunos fundos grandes en el área, debido a las arenas volcánicas entre los ríos Trancura y Liucura y las corridas de lava en el valle de Caburgua, dichos campos no fueron repartidos en grandes mercedes de tierras.
Como resultado los que formaron la comunidad original de Caburgua fueron los mapuches originales, los campesinos chilenos y los inmigrantes alemanes. Es de notar que anteriormente a través de tratados, el gobierno nacional había cedido muchos terrenos a los mapuches. Los campesinos chilenos venían del Valle Central y del vecino país y los alemanes llegaban de Brasil.
Es un dato curioso de que varios de los campesinos chilenos habían vivido como gauchos en la Argentina. Don Segundo Luengo, por ejemplo, nació en Angol, acompañó a su padre a través de las pampas argentinas, pero luego regresó a Chile para aprovechar la oportunidad de ser un colono. En 1917 se casó con Zoila Espinosa y comenzó a criar animales en Cunco. Sin embargo, unos latifundistas echaron a los Luengos y a otros colonos de las tierras fértiles de Cunco, lo que los obligó a establecerse en tierras marginales de Caburgua.
Como a un kilometro al sur del lago, trabajaron juntos limpiando el terreno, construyendo una casa y formando una familia. El hijo mayor llamado Enrique nació en Caburgua y trabajó en el campo con sus padres durante toda su vida.
Bosques nativos de roble, coihue, raulí y ulmo proliferaron en los terrenos de Caburgua. Algunos de estos árboles nobles todavía se encuentran en la parte sur del lago y en la cima de los cerros menos accesibles. El arrayán, un árbol pequeño con una corteza rosada, prolifera en las márgenes del lago y los ríos.
Además de árboles, Caburgua luce varias flores silvestres. Los chilcos bordean todos los ríos y arroyos del área. Más tímida es la flor nacional, el copihue. Como enredadera, se esconde en los bosques nativos. La brillante flor rojiza ilumina los bosques donde predomina. A pesar de la prohibición de cosechar la flor, el valor económico incentiva a los campesinos a venderlas en las áreas urbanas, sobre todo durante las fiestas patrias.
Las flores más vistosas, sin embargo, son las del ulmo. Este árbol alcanza una altura de más de 20 metros. En la primavera se ilumina completamente con flores blancas. Las abejas son las que más celebran este florecimiento. La miel que ellas producen es muy apreciada a través de todo el país.
La mala herencia del fuego
Faltaba la inversión y la tecnología para talar los bosques originales. Por lo tanto para limpiar los terrenos, los campesinos usaron el método antiguo de roce del fuego. Durante años de sequía, que a veces correspondían con el florecimiento de la quila, incendios enormes devoraron los bosques. Hoy los troncos se ven como lápidas conmemorando aquellos bosques tan grandes en el pasado.
Peligros en el dominio de la naturaleza
El transporte en Caburgua siempre fue el problema más grave de la zona. La ruta de Quelhue que apenas se sostenía en las laderas de los cerros del rio Trancura nunca fue más que una huella de caballos y bueyes. La otra ruta y la más usada hoy día cruza arenas volcánicas, y tres ríos...el Turbio, el Trancura y el Liucura... antes de subir el valle hacia el lago.
El Turbio es de poco volumen y fácil de cruzar. Sus aguas nacen de los glaciares del Volcán Villarrica. Sin embargo es una de las rutas preferidas de las escorias del volcán cuando entra en erupción. Mucho más poderoso es el rio Trancura que nace cerca del límite con Argentina. El más tranquilo y bello es el río Liucura.
Originalmente se usaron pequeñas balsas para cruzar estos últimos dos pero más tarde fueron reemplazadas por puentes colgantes...tablones sostenidos por cables de hierro. A veces ocurrían accidentes. En 1968 un camión sobrecargado partió los tablones y cayó al río con todo la carga de una escuela prefabricada. Por varios días los padres de la zona estuvieron sacando del río los pisos, el techo y las paredes. En otra ocasión un camionero no vio a un ciclista en medio del puente. Cuando aceleró, el puente funcionó como un trampolín y el ciclista voló y luego cayó al río. Milagrosamente sobrevivió.
Durante los primeros años de la colonización de Caburgua los campesinos sembraron trigo en las cenizas de tierras quemadas por el roce. Las cosechas fueron abundantes. Sin embargo, los suelos delicados, las lluvias copiosas y el terreno inclinado causaban una rápida erosión.
Después de pobres cosechas los campesinos comprendieron que las tierras servían solamente para el pastoreo de animales.
Las vacas y las ovejas se sostenían con los pastos mientras las cabras disfrutaban con las hojas de la zarzamora. La gente de más recursos y la más precavida construyó galpones para guardar heno para el invierno.
La cosecha del heno era una actividad alegre que se celebraba con viajes en carretas adornadas con flores.
Volcán Villarrica: un barómetro único
Mirando de Caburgua hacia el sur, el Volcán Villarrica domina el panorama. Tallado a la perfección, cubierto de nieve, pero siempre activo, el volcán diariamente ofrece un pronóstico del tiempo. Cuando el viento sopla el humo hacia la Argentina, significa buen tiempo. Cuando el humo forma un sombrero sobre el cráter, señala que pronto va a llover. Cuando el humo gira al oeste, un viento seco llamado el Puelche trae por lo menos tres días de buen tiempo. Al virar en dirección contraria, la lluvia está en camino.
Los espíritus autónomos
Las erupciones del Volcán Villarrica pueden ser devastadoras o benignas. Los mapuches creían de que Pillán, el espíritu de la tierra, vivía en los cráteres de los volcanes. El nombre del volcán Villarrica, según los Mapuches, fue Rucapillán (Casa del espíritu). Al este el volcán vecino todavía se llama Quetrupillán (Espíritu decapitado) lo que es su nombre mapuche.
Hace años está apagado. Todo lo contrario es la actividad de Villarrica que ha hecho cuatro erupciones desde 1964. En aquel año destruyó la mitad del pueblo de Coñaripe al lado sureste del volcán. A fines de diciembre de 1971 una erupción voluminosa de cenizas y arenas bajó por el Río Turbio destruyó un puente, los campos, y cortó las vías de comunicación entre Caburgua y Pucón. Otras erupciones espectaculares pero menos dañinas ocurrieron en 1984 y 2015. Afortunadamente, por su elevación, el valle de Caburgua queda más alto que los aludes del volcán y asegura de que las erupciones no suben hacia el lago. Por lo tanto la gente de Caburgua tiene un magnífico balcón para mirar los fuegos espectaculares.
Desde cientos o quizás miles de años numerosos conos de cenizas volcánicas aparecieron en el paisaje de Caburgua, pero ninguno está activo. Actualmente están cubiertos de bosques. Sin embargo Caburgua como todo Chile es vulnerable a los cataclismos telúricos que son los terremotos. Un calendario muy conocido por los vecinos es el de estas terribles catástrofes.
En el año 1939 la ciudad de Chillán fue el epicentro de un terremoto gigante. Vecinos de Caburgua recuerdan que la cordillera tronaba, el contenido de las casas se volcaba y los caminos tenían oleaje como si fueran ríos embravecidos.
En 1960 Valdivia fue el epicentro de un devastador terremoto. En aquel tiempo en Caburgua, árboles gigantes cerca del lago, cayeron encima de las casas. El mismo lago hervía y se movía como el agua en una taza de té. Casi salió de su ribera. La gente se caía al suelo y no podía pararse. Dado al ruido y al enojo del terreno parecía que el mundo se acercaba a su fin. Construcciones de madera como casas, galpones y fogones hacían mucho ruido pero pocas cayeron. No había edificios de varios pisos. Los animales se inquietaron pero rara vez rompieron las cercas.
La primera caminata de Lorenzo a Caburgua en octubre de 1965 fue por la ruta de Quelhue. No había un puente para cruzar el Rio Trancura así que unos jóvenes mapuches le llevaron en su bote. Una huella de carretas bordeaba los cerros. Encontró a dos campesinos labrando durmientes a mano. La motosierra había llegado a Chile pero a los campesinos les faltaban los recursos para comprarla.
Por el camino llovía constantemente pero al llegar al lago, el tiempo cambió a un verdadero temporal. Al ver una casa al lado sur del lago, pidió albergue y la dueña, la Sra. Bratz, le invitó a calentarse y a secarse. Más tarde le persuadió a quedarse a dormir y al día siguiente buscar un camión a Pucón. La hospitalidad le conmovió y le repuso en todo sentido. Más tarde Lorenzo haría amigos con su hijo, su nuera y los nietos. La hija de la Sra. Bratz llamada Ingrid, se casó con un norteamericano y vive actualmente en Colorado, y mantiene correspondencia con Lorenzo.
Al día siguiente descubrió otra ruta que el gobierno había hecho recientemente con un buldócer. Al andar por ese camino, un señor le ofreció llevarlo a Pucón en su camión Unimog. El caballero se llamaba Sócrates Gatica y estaba comprando semilla de pasto.
Cuando Lorenzo llegó a la hostería de Gaby y Rigo Teuber donde se hospedaba, ellos creían que Lorenzo había desaparecido de la tierra. Rigo se rió y comentó de que a lo mejor el joven andaba medio desnudo buscando animales por el monte como la otra gente de la zona.
La lengua y la cultura
Considerando lo aislado de Caburgua, sorprende enterarse de que la comunidad es trilingüe. La mayoría de los vecinos hablan castellano, pero los idiomas mapuche y alemán también son comunes. Los mapuches adultos hablan el idioma de sus antepasados pero no lo usan en público para evitar burlas. Toda la gente de Caburgua sabe un vocabulario básico del mapuche, pero no lo suficiente como para conversar en ese idioma.
La herencia mapuche
Tanto los ríos, los valles, los cerros y hasta algunas personas tenían nombres mapuches y la gente sabe su significado. Por ejemplo, unas familias que vivían cerca del lago se llamaban los Nahueles (los pumas), el desagüe del Lago Caburgua se llamaba Carileufu (arroyo verde) y una comunidad cercana se llama Quilaco (agua-quila). La gente que no es mapuche sabe algunos chistes y adivinanzas que se burlan del idioma y tal vez por eso los jóvenes mapuches rara vez lo hablan. De los alemanes, algunos nacieron en Brasil y luego emigraron a Chile. Hablaban castellano con acento. Cuando los chilenos cuentan los chistes de "Don Otto," tratan de imitar el acento alemán.
Tienda y Centro de Comunicación
Uno de los centros sociales más importantes de Caburgua fue una tienda manejada por Enrique Castillo, su esposa Ana y un hijo llamado Arnaldo quien se convirtió en el cronista y el genealogista de la región. Además de vender alimentos, el Sr. Castillo sirvió de quiropráctico. Arregló huesos y recetó remedios caseros. Ana recibió huérfanos y los incorporó a la familia. Arnaldo por su parte conoce a todo el mundo y además sabe su abolengo. La información y los cuentos de Arnaldo forman una parte de esta narración.
La gente fue siempre muy hospitalaria. Era típico que ofrecieran compartir un mate como un rito de amistad. Primero ponían la yerba en una taza o recipiente, agregaban azúcar, y luego agua caliente. Los que habían vivido en la Argentina, preferían el mate amargo. La bebida se tomaba a través de una bombilla de plata. Después de consumir el líquido, la taza se entregaba al servidor, quien la llenaba de nuevo y la entregaba a la próxima persona del grupo. A menudo el mate se acompañaba con pan fresco. El rito duraba una hora o hasta que el mate quedaba sin sabor. Si el grupo estaba de acuerdo, el servidor vaciaba la taza y ponía yerba fresca y el rito comenzaba de nuevo. Se contaban muchas historias.
El vínculo argentino
A Don Segundo, por ejemplo, le gustaba narrar sus aventuras arriando animales por la pampa argentina. Otras personas hablaban de fiestas, de tragedias, o de forasteros. La conversación podía durar horas o hasta la próxima comida. Durante el invierno largo y lluvioso, el rito del mate entretenía con muchas conversaciones alegres.
Otro tema que muchas veces surgía en las conversaciones fue el tema de la política. A los chilenos les gustaba conversar sobre partidos, elecciones, candidatos y asuntos internacionales. Los vecinos de Caburgua a pesar de estar aislados participaban en esta actividad. Al contrario de otros países donde la gente teme discutir sobre la política y la religión, los chilenos consideran la deliberación de esos asuntos como un deporte nacional. En la década del 1960 no les molestaba preguntar sobre cuál era el partido de preferencia, opinar sobre temas candentes y conjeturar sobre el autor del asesinato de un presidente norteamericano . Ellos reconocían como en su país los partidos repartían los recursos del gobierno y mantenían la tranquilidad nacional.
Los partidos favoritos de Caburgua fueron los radicales y los socialistas. El Partido Demócrata Cristiano que controlaba el gobierno de 1964 a 1970 al principio se conocía poco en Caburgua y por lo tanto tenía escasos afiliados. Con proyectos que beneficiaban la región, el partido aumentaba su apoyo en la zona. Sin los recursos del gobierno democratacristiano la escuela de Nahuel y al camino de Caburgua difícilmente hubiesen prosperado.
Cambio y violencia
En las elecciones presidenciales de 1970, tres candidatos lucharon por el apoyo del pueblo. Salvador Allende, el líder de la Unidad Popular, ganó la elección por margen cerrado sobre el independiente y ex presidente Jorge Alessandri.
El candidato demócrata cristiano terminó tercero. Varios vecinos apoyaron el gobierno de la Unidad Popular. Después algunos participaron en las tomas de tierras animados por la Unidad Popular. Lo mismo causó tensiones y en algunos casos violencia entre vecinos. Los campesinos de Caburgua, aunque dueños de pequeñas propiedades, respaldaban los partidos más conservadores.
Cuando ocurrió el golpe militar en 1973, la violencia surgió en la zona sobre todo cerca de la frontera argentina donde algunos colaboradores de la Unidad Popular buscaron una salida del país.
Había poco empleo en Caburgua. A veces funcionaba un aserradero rústico que contrataba algunos trabajadores. En 1967 Enrique Luengo empleó como una docena de obreros en una aserradero. Ellos fabricaron varios castillos de tablas para secar la madera, pero luego una baja en el nivel de construcción dificultó la venta de madera y terminó con la empresa.
También los bosques desaparecían, las distancias dificultaban encontrar madera y el transporte por bote o carreta era difícil. Ningún vecino tenía un fundo lo suficientemente grande como para contratar a obreros. Pocas actividades producían alguna remuneración monetaria. Algunos hombres labraban durmientes ferroviarias o ruedas de carreta. También partían tejuelas, vendían un novillo o unos chanchos y sembraban semilla de pasto, pero la pobreza de la región se agudizaba.
Las industrias caseras
Las dueñas de casas practicaban una variedad de industrias caseras. Durante la primavera cuando lactaban las vacas, las mujeres las ordeñaban para luego hacer deliciosos quesos blancos.
Todo el pan que se comía en Caburgua era casero. Más tarde cuando comenzó el turismo se vendía pan y dulces. Las mujeres hilaban la lana, mayormente con un simple huso. Muchas tejían con palitos pero algunas tenían telares para fabricar mantas y otra ropa. Para la ropa de invierno no quitaban la lanolina de la lana y así las mantas eran impermeables.
En la primavera y el verano las mujeres mantenían jardines, criaban pollos y otras aves y preservaban frutas y verduras para el invierno.
En busca del trabajo
Cuando la juventud llegaba a tener 17 ó 18 años, salía de Caburgua para ir a otros parajes. Típicamente tenía tres opciones. Muchos varones iban a Neuquén, Argentina para trabajar en quintas de fruta o en los galpones de empacadoras. Otros iban a Concepción a trabajar en las minas de carbón u otras labores. Otros probaban su suerte en Santiago como ascensoristas, meseros u obreros de construcción. Las mujeres solían ser empleadas de las familias pudientes de las ciudades.
Tanto la vida de los campesinos como la de los animales que éstos criaban era muy dura.
En el caso de los últimos, la falta de alimentos en el invierno les causaba estragos. Debido a los pobres pastos y poco heno guardado, resultaba común que vacas preñadas adelgazaran y les faltara la fuerza para parir. Durante los meses de agosto y septiembre las lluvias eran continuas y los animales se morían de hambre. Cuando llegaba la primavera y los pastos crecían, los animales recuperaban la salud y parían sin mayores problemas. El nacimiento de las ovejitas y de cabritos juguetones producía gran alegría.
Todos los adultos colaboraban con la parición así que Lorenzo aprendió a ser partero. Una vez viendo morir a una vaca que no tenía fuerzas para parir su cría, se le ocurrió intentar una cesárea, pero desistió porque no tenía idea como hacerla. Otra vez cuando a una oveja le costó parir, siguiendo las instrucciones de Don Segundo, giró a la cría dentro del útero para que saliera de cabeza. Al colaborar en estas tareas aprendió un nuevo significado del dicho, "la unión hace la fuerza."
Las tierras de algunas familias no eran suficientes para sostener a una vaca, por lo tanto criaron ovejas, cabras y unos chanchitos. Las cabras casi siempre prosperaban porque se alimentaban de los arbustos y la zarzamora que abundaba. Como nadie fumigaba la maleza, las cabras se encargaban de este trabajo.
Nada mejor que cazuela de ave
Todas las familias tenían gallinas y algunas otras aves que siempre andaban sueltas. Algunas personas suplementaban la comida con granos, pero las aves que no escarbaban no sobrevivían. Los huevos que ponían, constituían una parte importante de la alimentación. El plato favorito, pero no del consumo a menudo, fue la cazuela de ave. La receta incluía un pollo, papas, apio, arvejas, perejil, zanahoria y ajo. Opcional era el ají u otra salsa. Para una fiesta la cazuela de ave era obligatoria por sus poderes maravillosos para reponer a los concurrentes.
La fruta, la chicha y la felicidad
Próximo a las casas había una quinta que incluía manzanos, cerezos, ciruelos, duraznos, perales y membrillos. Con poca ayuda de campesinos, el clima y los suelos colaboraban para dar unas cosechas muy abundantes. Se comía fruta fresca. Algunos la secaban en los techos galvanizados. De los membrillos se fabricaba un rico dulce. También había mosqueta silvestre para preparar dulce. Algunas dueñas de casa hacían apfel kuchen según la receta introducida por los inmigrantes alemanes. Sin embargo, la mayoría de las manzanas se ponían en bolsas, las llevaban en carretas al molino. Después de moler y exprimir el jugo de la manzana, lo guardaban en barriles para fermentarlo. Durante los meses deprimentes del invierno, la chicha servía para alegrar a la gente...hasta que se acababa.
Los vecinos de Caburgua se preocupaban bastante por la educación de sus hijos. Los enviaban diariamente a la escuela. Desafortunadamente Caburgua no ofrecía cursos más allá del cuarto grado de preparatoria, así que solamente los padres con mayores recursos enviaban sus hijos como internados en Pucón o Villarrica. Tal vez menos del 10 por ciento pudieron hacerlo.
En Caburgua había una escuela misionera dirigida por unos sacerdotes capuchinos alemanes. Los religiosos contrataban maestras chilenas para enseñar los cursos mientras ellos dirigían la escuela y se reunían con los padres periódicamente para discutir la política escolar. También había una escuela particular que mantenía una señora en su casa, pero la mayoría de sus alumnos vivían demasiado lejos para ir a la escuela en pleno invierno con las tormentas y las inundaciones.
Ambas escuelas recibían subsidios del gobierno que cubrían los costos básicos, así que afortunadamente para los padres de los alumnos la educación era gratis.
La política de construir una educación
Consciente de la importancia de la educación, la administración del presidente Eduardo Frei Montalva de 1964-1970 desarrolló diversos programas innovadores para capacitar a un mayor número de alumnos. Algunos vecinos de Caburgua que vivían al sur del lago y en los cerros adyacentes supieron del programa y le comunicaron su interés al representante del gobierno en Pucón.
Varios de los padres eran descendientes de un mapuche octogenario llamado Don Hilario Nahuel. Con el correr del tiempo los vecinos refirieron al proyecto como "la Escuela Nahuel." Pidieron a un Voluntario del Cuerpo de Paz para ayudarlos a negociar con las agencias de gobierno.
Corrió más de un año antes de que el gobierno designara a Caburgua para recibir materiales y comenzara la construcción de una escuela prefabricada. Mientras tanto la comunidad organizó una fiesta para juntar fondos para cubrir los gastos diversos. La fiesta tenía una ramada, refrescos y bebidas, empanadas, músicos, bailes y una breve altercación. Económicamente fue un éxito porque se recaudaron como 2000 escudos.
Por fin llegaron los materiales de la escuela. Un supervisor y su hijo contratado por el gobierno dirigieron la construcción. Sin embargo, el experto sabía menos que la gente local, quienes habían construido sus propias casas y sus galpones. Por ejemplo, el supervisor no sabía enderezar una pared. Cuando los padres del proyecto señalaban que la pared viraba unos 15 grados, el supervisor culpaba los materiales prefabricados. Pero, cuando el arquitecto del gobierno inspeccionó la escuela, exigió que se enderezara la pared. Los vecinos susurraron, "ya lo sabíamos."
Desafortunadamente la construcción de la escuela fue solamente la primera etapa para la realización de la educación de los hijos. Otra agencia del gobierno tenía que aceptar el edificio como parte del sistema escolar y luego asignar un profesor. Llevó como un año visitando oficinas del Ministerio de Educación hasta que por fin se cumplieron todos los trámites y un profesor llegó a dar clases. Desde 1968 y por casi cuatro décadas la escuela educó a los niños de Caburgua.
Cumplido este período, el gobierno construyó una magnífica escuela grande , moderna e incluso con un internado. Estaba a una distancia de unos seis kilómetros de la Escuela Nahuel, que hoy sirve como la sede y la cancha del club de fútbol.
El gobierno de Chile desplegó varios programas para resolver la pobreza rural. Además de construir escuelas, desarrolló programas de extensión agrícola. Ofreció créditos favorables para modernizar la crianza de vacas lecheras y las salas de ordeña. Ofreció a los dueños de fundos, tales como Rigoberto Teuber de Pucón, un programa con apoyo técnico neozelandés.
En 1965 la lechería de Rigo todavía ordeñaba más de 50 vacas a mano. El año siguiente se inscribió en el programa de modernización de la CORFO apoyado por el gobierno neozelandés. Dicho programa incluía un sistema rotativo de parcelas, mejoramiento del forraje, modernas salas de ordeña y mejoramiento de la raza lechera. Las innovaciones produjeron excelentes resultados para el Sr. Teuber y otros dueños de lecherías del sur de Chile.
Expertos ganaderos de Nueva Zelanda
El gobierno también desarrolló un plan de créditos a los pequeños agricultores para que sembraran mejores variedades de trigo y de pastos en los campos.
Desafortunadamente faltaron innovaciones técnicas para que estas iniciativas tuvieran éxito. Como resultado los campesinos se quedaron con nuevas deudas y más empobrecidos.
Algunos Voluntarios del Cuerpo de Paz colaboraron con la siembra de praderas experimentales en las escuelas y con ayuda técnica para la reforestación. Los campesinos no estaban muy convencidos de la ventaja de sembrar pastos, pero sí plantaron unos pinos importados de crecimiento rápido.
El problema del trigo
La crianza de ovejas y cabras fue ideal para los terrenos quebrados de Caburgua. La lana hilada y tejida en casa proveía la ropa y cama para la familia. Más todavía, la carne de la oveja y de la cabra eran una de las pocas fuentes de proteína. Desgraciadamente muchas de las ovejas sufrían de un parásito llamado sarna. Debido a esta enfermedad era común ver a ovejas que les faltaba una tercera parte o más de su lana. En el invierno sufrían mucho del frío por falta de abrigo. Y en la esquila de la primavera rendían poca lana.
Bañando las ovejas
En un viaje a una estancia de ovejas en San Martín de los Andes del vecino país, el Voluntario del Cuerpo de Paz, Bruce Weber, observó que el dueño bañaba sus animales dos veces al año en una cuneta de cemento llena de un medicamento contra la sarna.
Mientras la oveja nadaba por el canal se impregnaba la lana y se eliminaba la sarna. Más tarde dos Voluntarios, Roberto Spich y Richard Leonard, diseñaron un baño de ovejas portátil hecho de madera terciada.
Era fácil montarlo en una carreta y llevarlo de un campo a otro. Después de bañar unas cuantas ovejas en Caburgua, Roberto lo transportó unos cuarenta kilómetros a la comunidad de Curarrehue donde los criaderos de ovejas también lo utilizaron.
Más tarde el comité de campesinos del vecino lugar de Maite construyeron un baño de cemento para el uso común de las ovejas de todos. En la comunidad de Hualpín, cerca de la costa, Bruce también desarrolló un programa para mejorar la salud del ganado de dicha comunidad.
Diversos grupos de Caburgua organizaban fiestas para recaudar fondos. La primera celebración a la que asistió Lorenzo fue durante un 18 de septiembre en Paillaco, a unos pocos kilómetros de Caburgua. Los padres recaudaron fondos para mejorar la escuela fiscal que dirigía el profesor Teodoro Mättig. El gobierno carecía de recursos para mejorar el establecimiento, así que la comunidad aceptaba la responsabilidad. Unos músicos locales tocaron corridos mexicanos y cuecas chilenas. La gente joven bailaba con mucho entusiasmo a pesar de que llovía afuera y dentro de la ramada. Werner Bratz le comentó a Lorenzo que a estos bailes se les llamaba "piojendanzin," por lo que compartían las parejas.
La reina y su corte
En Caburgua había un entusiasmo especial para la fiesta de San Sebastián que se celebraba el día 20 de enero. El club de fútbol local organizó un torneo. Por falta de una cancha, jugaron en una pradera de ganado. Era admirable ver la fuerza y coordinación de los jugadores que corrían por un terreno tan disparejo a toda velocidad y sin lesionarse. Después de los partidos presentaron a la reina y a su séquito. El equipo ganador fue premiado con una cabra que seguramente se convertiría en un rico asado. En seguida el capitán del equipo ganador y la reina festejaron con el baile de una linda Cueca.
Carreras de caballo
Otra fiesta de San Sebastián fue dedicada a las carreras de caballo a la chilena. Según este deporte un jinete desafía a otro a una carrera y con una apuesta considerable. Si el otro acepta, la pareja corre un trecho no muy largo. Los espectadores también apuestan. Hay varias carreras. También hay ramadas para comprar refrescos y bailar. Después que terminaron las carreras un muchacho de diez años desafió a Lorenzo a una carrera. A pesar de su poca experiencia como jinete, Lorenzo aceptó. Se largaron los dos caballos y desde el principio el muchacho iba adelante. De repente el caballo de Lorenzo se asustó y viró mientras Lorenzo siguió en línea recta. Gracias a Dios poca gente vio la tan espectacular caída.
El regreso a Caburgua de un hijo o hermano que vivía lejos siempre era una ocasión para celebrar. Los cuentos, los recuerdos, el asado, el vino y la chicha alegraban la reunión. Todos tenían historias y sabían cómo adornarlas. Volvía por un momento la unión familiar, pero demasiado pronto ya el hijo pródigo regresaba a la gran ciudad.
Muy diferente era la conmemoración del día de Todos los Santos. Las familias se reunían más que en otra ocasión.
El día 1 de noviembre ocurre durante plena primavera cuando el tiempo es soleado y se alargan los días. La naturaleza luce sus mejores colores, lo cual simboliza el nacimiento, no la muerte.
Caburgua tiene un cementerio a poca distancia del lugar llamado las Cruces. Casi todos los vecinos fallecidos se encuentran en dicho cementerio. En pocos casos hay tumbas señaladas de piedra o cemento. Es mas común el uso de cercas y cruces de madera. Una persona de la comunidad tiene la responsabilidad de repartir los sitios de entierro pero no recibe ninguna remuneración para podar la vegetación exuberante. Por lo tanto cada familia se encarga de mantener las tumbas de sus seres queridos. Durante la semana antes de Todos los Santos los familiares ejercen esta obligación.
La Madre Naturaleza, sin embargo, tiene otras intenciones para este lugar sagrado. La lluvia junto con la tierra fértil le da una vitalidad a la vegetación que pronto convierte a los arbustos en árboles. Las lilas llegan a varias metros de altura luciendo centenares de flores.
El día primero el cementerio se llena con familiares de todas las edades llevando flores, almuerzos y refrescos. Se reúnen muchas personas que no se han visto por mucho tiempo. Reina la amistad. A diferencia de muchas otras celebraciones se consumen pocas bebidas alcohólicas. Aquel día Lorenzo llevó su máquina fotográfica y varias familias le pidieron que les sacara una foto. Gracias a las invitaciones, estas fotografías llegan a componer una parte del Archivo Visual de Caburgua.
La salud, la enfermedad y los sacramentos
La muerte era mucho mas común en Caburgua que en las áreas urbanas con sistemas de salud modernos. La mortalidad infantil en el campo era especialmente alta. La falta de calefacción y las condiciones no muy sanitarias pronto tornaban un resfrío a una neumonía y una diarrea a una deshidratación crónica. El viaje del campo al pueblo más cercano para consultar con un doctor o comprar medicinas en una farmacia podía durar un día entero.
Una mañana Lorenzo caminaba desde Río Blanco del norte de Caburgua por la costa del lago. Pasó por una casa de campo cuando encontró a dos hombres jóvenes que le invitaron a tomar un trago. Todavía faltaba para mediodía y era un poco temprano para tomar.
Los hombres le contaron de que estaban celebrando que una guagua sin pecado se había ido al cielo. Le invitaron a la casa y le mostraron la guagua muerta y parada en una cajita. Más tarde le narraron de que cuando la guagua se puso grave la llevaron a Pucón a caballo. Fue un viaje de seis horas. Al llegar al hospital ya era tarde y la guagua estaba muerta. Según la tradición, cuando muere una guagua menor de seis meses, como no ha pecado, su alma va directamente al cielo. El papá de la criatura, con un poco de chicha, se mostraba alegre, pero la mamá se veía extremadamente deprimida. Su tristeza no le permitía sentir la consolación espiritual.
Hace años los vecinos de Caburgua y funcionarios del gobierno conversaban de la necesidad de mejorar el camino al Lago Caburgua para convertirlo en un centro de turismo. Pero una realidad desalentadora era de que apenas cuatro personas eran dueños de vehículos. Tito Fonseca tenía un camión Ford nuevo que utilizaba para llevar carga y personas. Sus viajes nocturnos formaban parte de las leyendas de la zona. Gente de Caburgua que se encontraba en Pucón, esperaba toda la tarde para viajar en el camión de Tito.
Llegaba la noche y algunos habían tomado unos cuantos traguitos. Como ellos se sostenían en un camión que iba sin baranda y subiendo por un camino lleno de hoyos, sólo Dios sabe. Una vez se encontraron con un jinete montado en su caballo pero botado en el camino. Tito lo examinó, se dio cuenta de que el jinete había tomado demasiado, lo levantó a él y al caballo también. Aturdido el jinete ensilló y se fue. Los pasajeros del camión quedaron atónitos con la escena.
Werner Bratz y Pepe Grammer tenían Jeeps de la década del 50 y Teodoro Mättig tenía un Ford de los años 40. Cuando ocurrían emergencias ellos llevaban personas a Pucón. Por el valle vecino de Pichares, a unos diez kilómetros distante de Caburgua, corría una línea de buses. Quizás al ripiar el camino a Caburgua podría instalarse un transporte similar.
Al fin en 1965 la CORFO, una agencia del gobierno, envió un buldócer para abrir un nuevo camino al Lago Caburgua. Sin mayores obstáculos removió las tierras y las arenas volcánicas y amplió un trecho ancho. Una parte importante pasó por el fundo de un Sr. Jara quien era un funcionario fiscal. Con el camino hecho, lo que faltaba era ponerle una capa de ripio para evitar la erosión. En verano se levantaban enormes nubes de polvo y en el invierno las lluvias amenazaban con destruirlo.
Según el gobierno no había recursos para ripiarlo. Se les dijo a los vecinos que a ellos les tocaba esta etapa del proyecto. Por dos años la comunidad debatió como con sus rústicas carretas podría lograr una tarea tan grande.
Un regalo inesperado de un político
Después, sin ningún aviso ocurrió una tragedia que se convirtió en milagro. Falleció un congresista que representaba a la provincia de Cautín. El gobierno demócrata cristiano decidió llamar una elección especial para llenar ese plazo.
El partido del Presidente Frei quería aumentar su poder en el congreso. Se le ocurrió que mejorando el camino a Caburgua y promoviendo el turismo en la región de Pucón, podría cosechar votos. El dirigente del camino de Caburgua, Werner Bratz recibió el aviso de las autoridades de Pucón de la buena nueva. Actuó rápidamente y organizó un comité para picar el ripio del lecho del rio Liucura.
La gente trabajó todo un mes sin sueldo. Un derrumbe de ripio se tragó a un pobre obrero, el cual, más tarde enjuició al director del comité por daños y perjuicios. Luego aparecieron los camiones. En menos de un mes cargaron y desparramaron el ripio y se cumplió con el proyecto. Por primera vez en la historia de Caburgua los vehículos podrían pasar por la comunidad y llegar al lago sin importar el clima. Apenas pasó un par de meses y otro adelanto ocurrió cuando se inauguró un servicio diario de microbuses. Causó una revolución para la salud, el comercio y el turismo. Nunca el fallecimiento de un político ha hecho tanto para una comunidad.
Varias décadas después el gobierno asfaltó el camino. Los vecinos también lucharon para conseguir el agua potable. Después llegó la luz eléctrica, torres para los teléfonos celulares y teléfonos públicos. En gran medida estas innovaciones mejoraron la vida de la gente de Caburgua.
Cuando los turistas empezaron a llegar al lago, los campesinos encontraron un mercado para sus productos sin tener que llevarlos a Pucón. La gente de la zona abrió un pequeño mercado de productos frescos, un restaurante y un lugar para vender trabajos artesanales. Se popularizaron unas fuentes naturales, llamadas los Ojos de Caburgua.
Luego cogió auge la venta de propiedades. La gente de Temuco y otras ciudades compraron parcelas para construir cabinas de veraneo. Asomaron las primeras hosterías y los camping. Así Caburgua empezó a evolucionar hacia una comunidad que se nutría del turismo.
Algunos de los descendientes de los colonos originales de Caburgua participaron en estos cambios. Otros vendieron sus tierras y se mudaron a lugares urbanos. El Archivo Visual de Caburgua ofrece una imagen de la historia de esta comunidad antes que se transformara y lo vinculara al turismo de Pucón.
Como señala este ensayo, el proceso de desarrrollo ofrece varias mejoras para la salud, la comunicación, y la vida social que pueden enriquecer la vida. Sin embargo, este proceso también puede incentivar la migración, las barreras sociales y la pérdida de la identidad. Por eso es importante que durante transformaciones rápidas tanto las personas como la comunidad mantegan su identidad. La meta del Archivo Visual de Caburgua es recordar a los que colonizaron Caburgua y construyeron los cimientos de esa comunidad de la Region de los Lagos de Chile.